Venezuela,
país con 14 años de un proyecto político denominado “Revolución Bolivariana” en
cabeza del desaparecido comandante Hugo Chavez Frias, se volvió el centro de la
tormenta mediática al anunciarse los resultados
en las últimas elecciones presidenciales, el pasado abril 14 de 2013,
las cuales dieron como ganador a Nicolás Maduro. Entonces se inicia una
tormenta que en el pasado democrático ha tenido antecedentes de menor
intensidad, al caso venezolano, ante resultados electorales que dan como
ganador a alguien con escasa diferencia. Casos fueron lo de George W. Bush
quien en el año 2000 ganó las presidencias de USA, ante su oponente Al Gore, con una votación inferior, y con la
polémica que nunca se diluyó de fraude en unos colegios electorales. O el caso
de Felipe calderón quien gana las elecciones en México año 2006, frente a su
oponente, Andrés Manuel López Obrador, con una votación inferior al 1%
porcentual, ambos con 15.000.000 de votos aproximadamente.
En
el caso que no aqueja fue poco mayor al 1% porcentual, inferior a los 300.000
votos, que para unas elecciones donde participan más de 14.000.000 de personas
es una diferencia muy corta. Tormenta inició
su forma ante la suspicacia que generó la caída del internet en todo el país
durante 1 hora , tiempo que para la fecha en mención, le interrumpió una
llamada por SKIPE a 2 familiares que se encontraban en Colombia y Venezuela
respectivamente, este uno de muchos ejemplos, y una alocución de Enrique
Capriles quien llevaba en las manos una
montaña de hojas superior en tamaño a un resma de 500 hojas, donde según el
candidato opositor y derrotado, se plasman 3.000 inconformidades ocurridas
durante las elecciones. Tormenta que siguió en declaraciones en los mass medias
donde opositores exigen conteo del 100% de las mesas mientras que el
oficialista pico en punta solicitando lo mismo en su discurso de triunfo, pero
sin hacerlo oficial hasta 3 días después por parte de Capriles.
Tormenta
que paso de lo mediático a lo físico cuando días después de las elecciones
multitudes con camisa de campaña opositoras queman comandos electorales de la
campaña oficialista y ocurren otros desmanes que dejan 8 personas muertas entre
ellas un colombiano, situación que coincidiría con las teorías de masa de
Gustav LeBon y Sigmun Freud, y señalando el dedo de la justicia hacia los simpatizantes
airosos de la campaña perdedora. Tormenta que amenaza en volverse huracan ante la convocatoria de marchar en caracas y
hasta el palacio de Miraflores, por parte de los opositores, para el miércoles 17
de abril posterior a las elecciones, y la prohibición, del presidente electo, a
que la marcha entre a Caracas, bajo el argumento de la similitud de este evento
y el ocurrido en 2.002 donde se le dio un golpe de estado a Hugo Chavez, por lo que al final se cancela
esta marcha.
Llega
el día de la posesión, la protesta fue pacífica y con cacerolazos desde las
ventanas de las casas, acto comparable con las marchas de las antorchas y del
silencio convocada en 1946 por Jorge
Eliecer Gaitán, la huelga de hambre de Robinson Devia y colaboradores en 2010,
o la marcha de la MANE en 2011. Lo que se presuponía en parte el fin de la
tormenta política venezolana.
Pero
la tormenta no terminó, Capriles inpugnó las elecciones, el jefe de campaña
oficialista acusa al candidato opositor de haber impugnado las mesas donde ganó.
La oposición exige la auditoria del 100% de las mesas, el CNE venezolano cumple
las leyes de ese país, y en un inicio ante la solicitud, audita el 60% de las
mesas, lo que estadísticamente representa una muestra inmensa, y argumentando el
CNE que sus auditorías electorales son las más rigurosas del mundo. La OEA
manifestó no reconocer el gobierno electo hasta que no se auditara el 100% cosa
que este órgano internacional no hizo cuando Bush Ganó en USA en el 2.000 o
Calderón ganó en México en el 2006. Ante esto el oficialismo lanza acusaciones
de intervencionismo y se ampara en las entidades internacionales que fueron
veedoras de las elecciones, como lo fueron UNASUR, Registradurias en
Latinoamérica, entre otros. El gobierno continua su acusación contra Capriles
por incitar a la violencia, este en tono
retador dice que no tiene miedo, e insinúa un “vengan por mi” y el ultimo hecho
de estos días fueron las declaraciones de Tibisay Lucena, presidenta del poder
electoral, donde refiere que la auditoria que se realizará en mayo, está ya
posterior al 60% auditado, será del 40% hasta ahora no auditado, la cual
definirá, si las maquinas usadas en las elecciones tuvieron alguna falla y que
estas no cambiarían la decisión del ganador, aclarando que hasta el momento se
han realizado 18 auditorías.
Todos
estos hechos muestran la continuidad para futuras semanas de una tormenta
política que se sostendrá en el tiempo, con un oficialismo que se mantendrá en
el poder escudado en los resultados oficiales, y unos sectores de derecha
tradicional en Venezuela que en otrora gobernaron sin éxito, esta vez con la
fabricación de un candidato con discurso Social Demócrata y cuyos intereses no
los van a ceder tan fácilmente. Ya a estas alturas nadie recuerda los 40.000
votos de Venezolanos que les dijeron no a las férrea peleas encarnadas entonces
por los candidatos Nicolás Maduro y Enrique Capriles durante el mes de las
elecciones, 40.000 votos reflejados en los candidatos Eusebio Mendez, Maria Bolivar, Reina Sequera, Y Julio Mora. Al final segiremos viendo
igual que en los últimos 14 años una pugna de poder entre 2 sectores políticos,
pero esta vez sin la presencia de Chaves y con nuevos matices de confrontación.
Twitter @psicopolitico
Abril 28 de 2013
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