viernes, 9 de agosto de 2013

LLAMAR LAS COSAS POR SU NOMBRE

Ya antes del septiembre 11 del 2001 las acciones políticas y mediáticas iban dirigidas a darle un solo rotulo a todo aquello armado desde la ilegalidad. Antes de la fecha mencionada eta en España tenía el rotulo de grupo terrorista y las FARC EP  en Colombia fueron anexados a la lista de terroristas internacionales por El Departamento de Estado de los Estados Unidos el septiembre 10 de 2001[1] (interesante coincidencia).
¿pero por que simplemente no dejar que las Guerrillas de izquierda, los grupos Paramilitares de derecha, los grupos separatistas y los extremistas religiosos no queden en la misma bolsa y se le llamen por igual? Porque cuando no decimos las cosas por su nombre se hace menos inteligente la sociedad y la ciencia, al no identificar diferencias y colocar todo en una sola categoría cada vez será más difícil encontrar solución a los problemas.
George Orwen en su obra literaria político anticipatoria 1984 narra entre otras cosas como un régimen totalitario diseño la estrategia de cada vez más ir reduciendo las palabras existentes como mecanismo de control de las masas, todo se resumía en dejar las palabras simples de la vida cotidiana para que los individuos no pudieran  explicar fenómenos científicos y políticos, evitando así que las personas tuvieran la capacidad de transformaciones a la realidad. En otras palabras embrutecer a las masas para que una élite intelectual militar y económica mantuviera  el control perpetuo[2].
Algo en menor proporción ocurre cuando a 4 fenómenos[3] políticos y religiosos, en su origen histórico distintos, se fusionan en una sola denominación, en el caso que nos compete denominación negativa. El transeúnte desprevenido y apolitizado por la sociedad de consumo percibe estos 4 fenómenos como uno solo en cual consiste en un grupo de gente mala que hace daño a los demás porque si, el transeúnte no tan desprevenido pero sin formación política tal vez identifique nombre de grupos o culturas armadas para la guerra, dispuestos a simplemente hacer el mal para alcanzar sus fines, posición que tampoco ayuda a alcanzar una solución a la violencia y a las diferencias catastróficas entre humanos.
Esta posición de políticas públicas locales e internacionales, y misma posición reduccionista de los medios de comunicación evita que la sociedad en su inmensa mayoría pueda contribuir al fin de de los conflictos, fin que han intentado los estadistas bajo el discurso de la simplificación y sin resultados positivos.
En el mundo de la intelectualidad la cosa no mejora, aparecen teorías de las humanidades, ciencias sociales y biológicas, con títulos como “Terrorismo o Violencia” de dudosa verdad científica que motiva ante el conformismo de las realidades violentas actuales, como también eruditos y seudo-eruditos que se observan en canales noticiosos internacionales tratando de fortalecer el discurso del  reduccionismo, muchos de ellos dejándose llevar por la moda” paradigmática” y considerando erróneamente que están ayudando a la solución.
Ante este escenario la invitación es, aun por encima de los medios de comunicación que nos impone estilos en el vestir, hablar y actuar; es ir llamando las cosas por su nombre y con ello conocer los orígenes de cada fenómeno, por muy similares que sean y sin el sesgo de posiciones políticas contrarias, y sus fines por muy descabellados que sean, para así  poder buscar una solución colectiva como lo sugiere una verdadera democracia.


Twitter @psicopolitico
Febrero 20 de 2012



[1] Emisión T.V. Caracol Noticias septiembre 10 de 2001
[2] Orwen George 1984
[3] Nos referimos a los 4 fenómenos a: Guerrillas de izquierda, los grupos Paramilitares de derecha, los grupos separatistas y los extremistas religiosos.

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